Salida 7.30 - Llegada 14.45 (ida al faro, 6 km, más tarde)
Después de la lluvia sale el sol. Si ayer fue un día de lágrimas, hoy fue un día de sonrisas.
Me levanto revitalizada por la noche y oso salir aun de noche con fuerza e ilusión. Apenas 2 mn fuera y cae un chaparrón de aúpa. Pero la lluvia en los ojos me hace detener para ver justo a tiempo una flecha importante de cambio de dirección. Como ya he dicho en otras ocasiones la noche trae sus desafíos y hay que poner más atención: una buena linterna, caminar despacio, mover la cabeza a un lado y a otro (en caso de tener linterna con cinta) para asegurar que no perdemos señal, y pasos confiados.
Aun en la semi-oscuridad ya he podido percibir que hoy iba a ser, como ya me habían avisado, un día hermoso. También habían dicho que el tiempo iba a cambiar. Así ha sido. La belleza del recorrido ha sido sobrecogedora sobretodo cuando hemos empezado a percibir la costa. La lluvia y el sol han dado juegos magníficos de color en los cielos. La vegetación, mayoritariamente de color verde, también hacía aparecer aquí y allá lilas, amarillos, fuxias. El piso ha sido ideal para pies y piernas ya cansadas y para afrontar una etapa larga.
Al cabo de 5 km han anunciado el último bar en 15 km. No lo he creído. Era verdad. He parado en el primer bar que he visto, habiendo ya caminado 20 km son parar y ya en costa. Varios han tenido la misma idea. El bocadillo de tortilla era más que generoso. Lo he partido en dos y he pedido papel de plata. Al final me lo he comido todo.
Para alguien de ciudad de mar como yo, ver el mar después de tantos días ha sido especialmente emocionante. Además era el Atlántico y en acantilado. Hermoso.
La llegada a costa ha sido subiendo y bajando. He cogido la carretera que bordea la costa en Corcubión a consejo de varios para luego decirme otros dos que iba así a dar más vuelta. La gente ha sido muy amable y todos en esa zona conocen el camino. Dos me han acompañado a la dirección adecuada.
El último tramo ha sido paralelo a la playa pero yo he optado por el interior ya que con el cansancio no me atrevía a caminar sobre arena. Es aquí donde he sentido un dolor que me ha sonado a "ampolla" y así era... Por el calcetín mojado debido al zapato mojado. Pero no me puedo quejar... Desde el primer par de días no había vuelto a tener. ¡Todo un privilegio de pelegrina! Y más en un último día.
Al llegar al albergue todavía me quedaban 3 km (y vuelta) al albergue. Pero decidí ocupar plaza, descansar algo, comprar un helado y comérmelo contemplando el puerto e ir después. A pesar de las invitaciones a ir en grupo y festejar me he dado cuenta a tiempo que esto era algo que debía hacer sola. ¡Cuánto me alegro!
La llegada ha sido sobrecogedira y ae me han escapado las lágrimas. Después de hacerme una foto con el mojón km 0, contemplar a vista de pájaro, cumplir con la tradición de quemar algo (quemé mis calcetines súper favoritos), escojo una roca donde sentarme enfrente del sol que empieza a declinar (esta es la tradición, ver el atardecer). Me quedo contemplando, pensando, agradeciendo y alabando a Dios. Grandioso.
He llegado al Fin de la Tierra (Fisterra). He cumplido mi sueño. Aquí acaba mi periplo. Pero sé que detrás del mar hay más tierra que recorrer y hacia allí voy.
Ahora hay que transitar y no es fácil. No tengo reserva de transporte y mañana desde Santiago tendré que acabar de aclarar como vuelvo. Pero sé que no quiero volver en avión, demasiado para el ritmo que he llevado estos días.
Pronto podréis ver algunas fotos y algún pensamiento a modo de epílogo. ¡Gracias por acompañarme por estos 26 maravillosos días!
Yey!! Llegaste al final de la tierra Edith! :P
ResponderEliminarUn abrazote!
Gracias por compartir el camino con nosotros, los que estamos lejos!
Felicidades Edith.
ResponderEliminarEs un gozo ver tu cara de satisfacción y un privilegio que nos hayas permitido seguir tu peregrinage en este blog.
Un abrazo muy fuerte.
Òscar