07 agosto 2012

Sobre huellas y horizontes

Paseo en las Playas de Tijuana, en el retiro de silencio del EFEN, buscando el sosiego en Dios.

Dos imágenes:

- Las huellas en la arena

Cada paso que doy va marcando una huella que queda claramente marcada en la húmeda arena aunque la misma humedad la absorbe, fundiéndola más y más hasta que la siguiente ola de mar la hace desaparecer por completo dejando allí tan solo un vago recuerdo.
Uno intenta, en una mirada esforzada y desmesuradamente intensa, recuperar su memoria. ¿Qué ha sido? Y ¿Dónde ha quedado? ¿Queda tan solo su memoria? O ¿Hasta esto se lo ha llevado el mar?
Me pregunto, ¿dónde piso, para que mi huella perdure? ¿Con cuanta fuerza piso, para que mi huella tenga un impacto? ¿Qué impresión deja para que se pueda reconocer y otros puedan seguir? Y al darme la vuelta, ¿sigo viendo mis huellas solamente o el recuero de las mismas, o a ellas se han unido otras?

                                                       

- El horizonte

Cuando me detengo mi mirada se fija en el horizonte. Mirada anclada y sin embargo corriendo veloz queriendo atrapar el infinito. Me parecer percibir que detrás del horizonte, en este lejano infinito, todavía hay algo que se pueda atrapar. Como si el horizonte fuese el portal al todavía más, a un mundo escondido, y sin embargo por descubrir, de aventura, de sorpresa, de regalo. Y hacia allí me quiero lanzar, para como un velo destapar y poder abrazar un tantito más de la vida abundante prometida. Si bien el horizonte me propone un alto en el camino pienso que este es momentáneo y pronto se abrirá ante mi marcando un nuevo infinito.

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